La inédita película que dio vida a los Redondos de Ricota

Película que Carlos Solari y Guillermo Beilinson realizaron allá por 1976. Si bien el film nació como un arrebato de locura e ingenio de dos jóvenes habitantes de la ciudad de La Plata, lo significativo del hecho es que de aquí en más se empezaría a gestar uno de los personajes más enigmáticos y controvertidos del rock vernáculo, Patricio Rey, que le daría vida a la banda más convocante de la historia del sonido rock en Argentina: Los Redondos de Ricota.
La historia es la siguiente: corría el año 1976 y la dictadura asomaba atormentando a una generación que creció a los albores de la cultura hippie y de la radicalización de la narración de la política. Uno de ellos, Carlos Solari, a quien ya se lo conocía por el apodo de «Indio», se topó con Guillermo Beilison en sus intenciones de experimentar con la cámara. Sin mayores experiencias, salvo las preocupaciones culturales ambos, se mimetizaron y se lanzaron al mundo del cine bajo el seudónimo de Norman Oyermo Inndigui, un juego de palabras entre Norman Mailer y sus propios nombres.

Un cuento realizado de puño y letra del Indio disparó un guión cinematográfico trabajado por ambos, que terminó en la filmación de un relato fantástico, que cruza a Julio Verne con ideas de sociedades bajo un estricto control a lo George Orwell, donde el planeta Tierra es casi devastado por un ataque nuclear y donde los seres humanos, al no poder subsistir en la superficie, por los gases que invaden al planeta, deciden escapar a una ciudad subterránea imaginaria llamada «subdades».

La financiación de la película se hizo a través de un taller de estampados de telas «Mercurio» regenteado por Guillermo y donde el Indio solía también participar con algunos labores. El largometraje, dado por la particular época que vivía la Argentina, circuló por todo evento under de la ciudad de las diagonales: fiestas, círculos literarios, centros culturales, etc.

El nombre del film hace referencias al I Ching, tradicional texto chino de filosofía confuciana. El set de filmación pasó por Valeria del Mar, donde el Indio alternaba como lugar de residencia, y por un sótano platense de un amigo en común de los inquietos «autodidactas» del cine.

Pero más allá de estos datos- muchos recopilados en el libro de la periodista especializada en rock, Gloria Guerrero, sobre el Indio Solari-, lo curioso que tiene esta historia pasa por la aparición de un joven que también participa de la película: el hermano menor de Guillermo, Eduardo Beilinson. Este muchacho cultor de las ideas del mundo hippie, integrante de la comunidad de «La Cofradía de la Flor Solar» y ferviente admirador del sonido de la guitarra de Jimmy Hendrix, era el encargado, junto a otros, de buscarle sonido a la película.

La música del film, tomada desde un precario grabador, fue la excusa de un par de jóvenes para empezar a delinear un grupo, y para que Carlos «Indio» Solari y Eduardo «Skay» Beilinson empiecen a compartir inquietudes musicales.

Con el tiempo la banda encargada del film-que mutó en varias ocasiones, ya sea en sonidos o en integrantes- alcanzó el nombre de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Actuaciones históricas en diversos lugares de la ciudad de las diagonales, con epicentro en el teatro platense «Lozano«, los acercó a la Capital Federal para iniciar una maratónica e exitosa carrera.

Después, la historia es conocida: vendrán los recitales en pequeños reductos del under porteño como Stud Free Pub, Cemento o Bambalinas para luego pasar por el mítico Obras Sanitarias y de ahí lograr desembarcar en los estadios más grandes de la Argentina, que culminará en el Estadio Chateu Carreras de Córdoba, en agosto de 2001.

La historia pudo tener otro capitulo, había un show programado para diciembre de 2001 en Santa Fe, pero la situación política-social de la Argentina privó a la banda más convocante despedirse de sus «desangelados», figura retórica de Solari para referirse a sus seguidores.

Hoy la realidad es distinta, mientras el nexo que posibilitó el encuentro entre el frotman y al guitarrista de los Redondos, Guillermo Beilinson, es un prestigioso estudioso e interprete de textos antiguos del hebreo; Carlos Solari y Eduardo Beilison transitan por caminos separados, preparando cada uno sus materiales solistas,

Sin embargo, más allá que esta dupla ahora no comparta un escenario, la invocación del espíritu de Patricio Rey, de una poética riquísima de cegadora belleza, continúa transformándose y presentándose de maneras novedosas, distintas. Tal vez en esas transmutaciones radique parte de la fuerza de su misterio. Así Patricio Rey continúa dando que hablar….

 

Fuente: ambito.com